La Pía Sociedad de San Francisco de Sales, Sociedad de Francisco de Sales o Pía Sociedad Salesiana, cuyos miembros son conocidos como Salesianos de Don Bosco, o simplemente como Salesianos, es una congregación religiosa católica fundada por San Juan Bosco. Es la segunda comunidad religiosa masculina más numerosa de la Iglesia católica, luego de la Compañía de Jesús (Jesuitas). Su misión está orientada a la promoción y salvación de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, especialmente los más necesitados. Sus miembros se caracterizan por su devoción a María Auxiliadora y la práctica de la pedagogía y espiritualidad salesiana.
«Es una locura buscar la felicidad lejos de Dios»
San Juan Bosco
¿Quiénes somos los Salesianos?
La Pía Sociedad de San Francisco de Sales, Sociedad de Francisco de Sales o Pía Sociedad Salesiana, cuyos miembros son conocidos como Salesianos de Don Bosco, o simplemente como Salesianos, es una congregación religiosa católica fundada por San Juan Bosco. Es la segunda comunidad religiosa masculina más numerosa de la Iglesia católica, luego de la Compañía de Jesús (Jesuitas). Su misión está orientada a la promoción y salvación de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, especialmente los más necesitados. Sus miembros se caracterizan por su devoción a María Auxiliadora y la práctica de la pedagogía y espiritualidad salesiana.
¿De dónde venimos?
Los salesianos de Don Bosco fueron fundados el 18 de diciembre de 1859 por Juan Bosco en el Oratorio de San Francisco de Sales, Valdocco, Turín (Italia). El nombre dado por el fundador fue el de Pía Sociedad de San Francisco de Sales y contaba en sus inicios con 17 miembros (un sacerdote, 15 jóvenes seminaristas y un estudiante).
Don Bosco le dio el nombre a su Congregación de «Salesianos» en honor del santo obispo de Ginebra, Francisco de Sales (1567-1622). Francisco nació en Saboya, en la población de Sales (Alta Saboya, hoy en Francia). La influencia de San Francisco de Sales en la espiritualidad del Piamonte sería muy importante para determinar la manera en que Don Bosco fundaría sus obras de apostolado en favor de la juventud.
¿Quiénes somos los Salesianos?
¿De dónde venimos?
Los salesianos de Don Bosco fueron fundados el 18 de diciembre de 1859 por Juan Bosco en el Oratorio de San Francisco de Sales, Valdocco, Turín (Italia). El nombre dado por el fundador fue el de Pía Sociedad de San Francisco de Sales y contaba en sus inicios con 17 miembros (un sacerdote, 15 jóvenes seminaristas y un estudiante).
Don Bosco le dio el nombre a su Congregación de «Salesianos» en honor del santo obispo de Ginebra, Francisco de Sales (1567-1622). Francisco nació en Saboya, en la población de Sales (Alta Saboya, hoy en Francia). La influencia de San Francisco de Sales en la espiritualidad del Piamonte sería muy importante para determinar la manera en que Don Bosco fundaría sus obras de apostolado en favor de la juventud.
Espiritualidad Juvenil Salesiana
La Espiritualidad Juvenil Salesiana es una propuesta de Santidad Juvenil, desde la Espiritualidad de lo cotidiano. Es nuestra manera de vivir la vida de cada día, inmersos en Dios. La vivimos desde un ambiente educativo evangelizador y además es la meta de ser santos desde nuestro proyecto de vida cristiano.
Los núcleos clave de la Espiritualidad Juvenil Salesiana son:
Los núcleos clave de la Espiritualidad Juvenil Salesiana son:
Don Bosco y María Mazzarello fueron santos desde lo cotidiano y nos enseñaron que la santidad, más que hacer cosas extraordinarias, es serle fiel a Dios haciendo bien las cosas más pequeñas.
De esta manera es como nuestro trabajo diario se hace por, para y con Dios.
Bien decía Don Bosco:
“Tristeza y melancolía, fuera de la casa mía”.
Es así como descubrimos que no hay alegría más grande que hacer la voluntad de Dios y cumplir el deber de cada día.
La enseñanza Salesiana profundiza en el conocimiento del Evangelio, en el amor a Jesús y la devoción a María.
Son ellos dos caminos seguros para nuestro crecimiento y sobre todo para llegar al cielo.
En nuestra experiencia como comunidad que educa y evangeliza, nos fortalecemos y recibimos el sustento que renueva los sacramentos, la oración y la doctrina de la Iglesia.
